Continuando con el articulo presentado ayer, a continuación veremos la segunda parte.
LA LENTITUD DE LAS UNIVERSIDADES
Si el mercado busca nuevas habilidades y profesionales potencialmente más flexibles, ¿qué carrera elegir?, ¿qué tipo de conocimiento adquirir en la educación superior?, ¿cuáles son las nuevas habilidades extras que un estudiante universitario debiera desarrollar?
"Existen cientos de miles de estudiantes de educación superior, y la mayoría se fija en las notas para diferenciarse", advierte Carlos Osorio, director del Máster de Innovación de la U. Adolfo Ibáñez. "Sin embargo, las notas son sólo un indicador de qué tan bueno es un alumno y no siempre dicen qué tan bueno será trabajando. Por eso, instancias como "Un Techo para Chile", viajes o pasantías fuera del país, realizar algún tipo de emprendimiento, participar de centros de alumnos o hacer ayudantías son ejemplos de cómo cada uno puede comenzar a adquirir una perspectiva distinta frente a la vida, aprender acerca de cómo trabajar, involucrarse con otros y desarrollar habilidades blandas".
Pasó con Isidora Greene. Tras salir de la universidad como ingeniera civil industrial, rápidamente consiguió un buen trabajo en una empresa. Estuvo allí por dos años, le gustaba y tenía posibilidades de desarrollarse; pero una amiga le dijo que estaba la alternativa de viajar a Australia por un año. Lo decidió en cuestión de días. Habló con sus jefes, renunció y se fue. En Sydney trabajó como mesera y con parte de ese dinero viajó por Asia y luego recorrió Australia antes de volver a Chile.
"Sentía que debía aprovechar esa oportunidad", dice. "Soy joven, quería experimentar el mundo sola, conocer otros lugares y además aproveché de afianzar mi inglés. No me dio miedo dejar un buen trabajo para viajar. Si en el futuro hay posibilidades laborales interesantes más allá de lo que estudié, y tengo la capacidad para hacerlo, no me cierro a esas oportunidades". Cuando estuvo de vuelta en Santiago, comenzó a buscar trabajo. La llamaron a una entrevista y de inmediato le preguntaron por su viaje. Fue contratada con un mejor sueldo y mejores condiciones que antes de su partida a Australia.
"De los viajes se debe aprovechar de comprender la cultura de otros países y ver qué productos o servicios se podrían exportar desde Chile", explica el psicólogo Carlos Abornoz. "En 10 años las empresas chilenas estarán mucho más volcadas hacia la exportación. Entender cómo funcionan otros países permite contribuir al proceso creativo de conquistar nuevos mercados".
Según los expertos en educación superior, los jóvenes profesionales y el mercado laboral se han adaptado rápidamente a la globalización -que obliga a tener trabajadores de mundo, que comprendan y sean permeables a otras culturas-, la tecnologización de los sistemas y al trabajo de equipos de varias disciplinas. Pero las universidades chilenas se están adaptando de manera más lenta a los cambios.
"Me gusta la frase que dice: el mundo tiene problemas, las universidades tienen facultades. Muchas veces no hay para qué crear nuevos cursos si el conocimiento ya está en las universidades. Lo que pasa es que muchas veces no se hace el cruce necesario. No entiendo por qué un estudiante de ingeniería no puede entrar a una clase de filosofía, o al revés", dice Jorge Manzi, psicólogo, profesor titular Mide UC, especialista en educación. Carlos Osorio tiene una opinión parecida. "Aún son pocas las universidades que están invirtiendo en rediseño de sus mallas curriculares, pero de a poco se está viendo actividad. Una de las cosas que se debieran hacer es estar más cerca de quienes contratan las habilidades y herramientas de los egresados o, en el caso que el emprendimiento sea un tema relevante, qué habilidades son necesarias para desarrollar emprendimientos".
Cuando Mario Blanch dio la entrevista para optar a su nuevo trabajo, habló de las ganas que tenía de emprender; pero también relató la experiencia más cercana que había tenido de administrar. En el tiempo en que estaba en la universidad creó con unos amigos un club deportivo de artes marciales en Viña y lo organizó: arrendó el local, atrajo alumnos.
"Existen cientos de miles de estudiantes de educación superior, y la mayoría se fija en las notas para diferenciarse", advierte Carlos Osorio, director del Máster de Innovación de la U. Adolfo Ibáñez. "Sin embargo, las notas son sólo un indicador de qué tan bueno es un alumno y no siempre dicen qué tan bueno será trabajando. Por eso, instancias como "Un Techo para Chile", viajes o pasantías fuera del país, realizar algún tipo de emprendimiento, participar de centros de alumnos o hacer ayudantías son ejemplos de cómo cada uno puede comenzar a adquirir una perspectiva distinta frente a la vida, aprender acerca de cómo trabajar, involucrarse con otros y desarrollar habilidades blandas".
Pasó con Isidora Greene. Tras salir de la universidad como ingeniera civil industrial, rápidamente consiguió un buen trabajo en una empresa. Estuvo allí por dos años, le gustaba y tenía posibilidades de desarrollarse; pero una amiga le dijo que estaba la alternativa de viajar a Australia por un año. Lo decidió en cuestión de días. Habló con sus jefes, renunció y se fue. En Sydney trabajó como mesera y con parte de ese dinero viajó por Asia y luego recorrió Australia antes de volver a Chile.
"Sentía que debía aprovechar esa oportunidad", dice. "Soy joven, quería experimentar el mundo sola, conocer otros lugares y además aproveché de afianzar mi inglés. No me dio miedo dejar un buen trabajo para viajar. Si en el futuro hay posibilidades laborales interesantes más allá de lo que estudié, y tengo la capacidad para hacerlo, no me cierro a esas oportunidades". Cuando estuvo de vuelta en Santiago, comenzó a buscar trabajo. La llamaron a una entrevista y de inmediato le preguntaron por su viaje. Fue contratada con un mejor sueldo y mejores condiciones que antes de su partida a Australia.
"De los viajes se debe aprovechar de comprender la cultura de otros países y ver qué productos o servicios se podrían exportar desde Chile", explica el psicólogo Carlos Abornoz. "En 10 años las empresas chilenas estarán mucho más volcadas hacia la exportación. Entender cómo funcionan otros países permite contribuir al proceso creativo de conquistar nuevos mercados".
Según los expertos en educación superior, los jóvenes profesionales y el mercado laboral se han adaptado rápidamente a la globalización -que obliga a tener trabajadores de mundo, que comprendan y sean permeables a otras culturas-, la tecnologización de los sistemas y al trabajo de equipos de varias disciplinas. Pero las universidades chilenas se están adaptando de manera más lenta a los cambios.
"Me gusta la frase que dice: el mundo tiene problemas, las universidades tienen facultades. Muchas veces no hay para qué crear nuevos cursos si el conocimiento ya está en las universidades. Lo que pasa es que muchas veces no se hace el cruce necesario. No entiendo por qué un estudiante de ingeniería no puede entrar a una clase de filosofía, o al revés", dice Jorge Manzi, psicólogo, profesor titular Mide UC, especialista en educación. Carlos Osorio tiene una opinión parecida. "Aún son pocas las universidades que están invirtiendo en rediseño de sus mallas curriculares, pero de a poco se está viendo actividad. Una de las cosas que se debieran hacer es estar más cerca de quienes contratan las habilidades y herramientas de los egresados o, en el caso que el emprendimiento sea un tema relevante, qué habilidades son necesarias para desarrollar emprendimientos".
Daniella González
Tutora.
Tutora.
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